Una visita inesperada
Ayer llamaron a mi puerta. No fue un golpe físico, de nudillos contra la madera, sino algo mucho más sutil. Una presencia familiar que se instaló en la habitación sin pedir permiso, como solo...
Quizá la luz no fue lo único que se creó el primer día.
Ayer llamaron a mi puerta. No fue un golpe físico, de nudillos contra la madera, sino algo mucho más sutil. Una presencia familiar que se instaló en la habitación sin pedir permiso, como solo...